Al principio choca la situación del hotel en un 4º piso de un edificio histórico, después ves que hay muchísimos hoteles así, la habitación muy bonita con vistas, la mía incluía ducha de hidromasaje. El chico que nos atendió muy amable y simpático. La pega es que no había armario, sólo una cajonera estrecha donde guardar las pertenencias y tres pechas en un colgador detrás de la puerta. No sé si las demás habitaciones tienen armario, fue una pega importante porque nuestra estancia fué de 6 días, por lo que llevábamos bastante ropa. El desayuno estaba incluido en una cafetería cercana. Lo mejor es lo SUPER CENTRICO que está, al final de la calle está el puente de las cadenas, Buda y el Parlamento. Impresionante.