Se trata de un buen hotel en un caserón monumental, apartado del pueblo, que ya de por sí está muy lejos de cualquier ciudad importante. Tiene muy buenas instalaciones comunes exteriores e interiores. Pero las habitaciones son muy tristes, muy mal iluminadas y poco acogedoras. La televisión es minúscula. A pesar de ello, está muy limpio, el cuarto de baño es excelente y la cama perfecta. Personal profesional, amable y servicial.
En pocas palabras, es un hotel muy bueno para el verano, pero deprimente en invierno.